Me sorprendo mirando una ventana sucia, vieja y descuidada, y preguntándome quién habitará esa vivienda, cómo serán sus dueños, a qué se dedicarán, y por qué no repararán sus ventanas. Quizá ahí no viva nadie, o quizá no se hayan dado cuenta de la situación; quizá no tengan tiempo, o quizá no puedan hacerlo por ellos mismos, y tampoco puedan pagar a otros para que lo hagan. Por todas partes se lee y se escucha que estamos en crisis. Si los dueños de esa ventana contrataran a una empresa para que arreglara su ventana, los trabajadores de esa empresa tendrían ingresos que les permitirían satisfacer sus necesidades, básicas y no tan básicas. Así, esos trabajadores podrían a su vez gastar su dinero en bienes, servicios y artículos diversos. Y entre esos artículos, podrían estar aquellos confeccionados por la fábrica donde, quizá, trabajase alguno de los dueños de la ventana, que recibiría puntualmente su salario gracias a las ventas conseguidas en el mercado. Claro que eso habría sido antes de que la bajada del consumo hubiese obligado a dicha fábrica a disminuir la producción y recortar empleos, dejando sin trabajo al dueño de la ventana, dejando sin ingresos a los trabajadores que reparan ventanas y dejando las ventanas sucias, viejas y descuidadas. RSA2009

Xixón, Asturies, 2009

Xixón, Asturies, 2009