martes, 17 de marzo de 2009

Consumo

Me sorprendo mirando una ventana sucia, vieja y descuidada, y preguntándome quién habitará esa vivienda, cómo serán sus dueños, a qué se dedicarán, y por qué no repararán sus ventanas. Quizá ahí no viva nadie, o quizá no se hayan dado cuenta de la situación; quizá no tengan tiempo, o quizá no puedan hacerlo por ellos mismos, y tampoco puedan pagar a otros para que lo hagan. Por todas partes se lee y se escucha que estamos en crisis. Si los dueños de esa ventana contrataran a una empresa para que arreglara su ventana, los trabajadores de esa empresa tendrían ingresos que les permitirían satisfacer sus necesidades, básicas y no tan básicas. Así, esos trabajadores podrían a su vez gastar su dinero en bienes, servicios y artículos diversos. Y entre esos artículos, podrían estar aquellos confeccionados por la fábrica donde, quizá, trabajase alguno de los dueños de la ventana, que recibiría puntualmente su salario gracias a las ventas conseguidas en el mercado. Claro que eso habría sido antes de que la bajada del consumo hubiese obligado a dicha fábrica a disminuir la producción y recortar empleos, dejando sin trabajo al dueño de la ventana, dejando sin ingresos a los trabajadores que reparan ventanas y dejando las ventanas sucias, viejas y descuidadas. RSA2009


Xixón, Asturies, 2009

viernes, 13 de marzo de 2009

Distancias

Dicen que la tecnología nos acerca cada vez más. Y puede ser cierto. Aunque, como casi siempre, hay muchas formas de verlo. A veces, el saber que se puede hacer algo en cualquier momento, nos lleva a dejarlo para el día siguiente, para cualquier otro día. Las comunicaciones actuales nos ponen en contacto de forma instantánea con el otro extremo del planeta. Pero quizá el pensar en una carta tradicional, escrita de forma meditada, depositada en cualquier buzón y transportada miles de kilómetros hasta su destino, nos de una idea más acertada del tamaño real del mundo que nos acoge. RSA2009


Venecia, Italia, 2006